lunes, 29 de abril de 2013

Creímos que la mirábamos. Pero era ella quien nos observaba con cauteloso sigilo, y aún así  estando separados, ella seguía mirándonos sin disimulo. Creímos que la mirábamos aquel día de Abril, dónde el Sol había dejado atrás sus pasos y ella se asomaba por el horizonte, entre las nubes, grande y amarilla. Y era ella quien nos miraba. No dijimos nada, porque las palabras sobraban. Estábamos disfrutando nuestra compañía sin prejuicios, donde nuestro amor surgía de nuestros poros, pero de nuestras bocas no salía nada. Me miraste y yo no pude. Porque, oh cariño... me pierdo en tus ojos. Entro en el abismo del amor y el control es inalcanzable una vez allí.

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